Un
hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó
a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo.
Un día vió que había un pequeño
orificio y entonces se sentó a observar por varias horas,
viendo que la mariposa luchaba por abrirlo mas grande y poder
salir.
El hombre vió que la mariposa forcejeaba duramente para
poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero,
hasta que llegó un momento en el que pareció haber
cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su
intento.
Parecía que se había atascado. Entonces el hombre,
en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una
pequeña tijera cortó al lado del agujero para
hacerlo más grande y ahí fue que por fin la mariposa
pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tenía
un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier
instante las alas se desdoblarían y crecerían
lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería
al reducir lo hinchado que estaba.
Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente
podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito
hinchado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar.
Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fué
que la restricción de la apertura del capullo y la lucha
requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero,
era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo
de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y
fuertes y luego pudiese volar.
La libertad
y el volar solamente podían llegar luego de la lucha.
Al privar a la mariposa de la lucha, también le fué
privada su salud.
Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida.
Si la naturaleza nos permitiese progresar por nuestras vidas
sin obstáculos, nos convertiria en invalidos. No podríamos
crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido.
Cuánta verdad hay en esto! Cuántas veces hemos
querido tomar el camino corto para salir de dificultades,
tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser
libres.
Necesitamos
recordar que nunca recibimos más de lo que podemos
soportar y que a través de nuestros esfuerzos y caídas,
somos fortalecidos así como el oro es refinado con
el fuego.
Nunca
permitamos que las cosas que no podemos tener, o que no tenemos,
o que no debamos tener, interrumpan nuestro gozo de las cosas
que tenemos y podemos tener. Nunca pensemos ni nos enfoquemos
en lo que no tenemos, disfrutemos cada instante de cada día
por lo que tenemos y nos ha sido dado.
FUENTE:ANÓNIMO