miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL DOBLE CUMPLEAÑOS

 


Mi madre celebraba sus cumpleaños a lo grande. La casa se llenaba de aromas, de ollas hirviendo y de charlas apresuradas. Había más comida de la que cualquiera pudiera imaginar, y siempre, a último momento, decía que faltaba algo: un plato más, un postre extra, un detalle que, según ella, era indispensable para agasajar a sus invitados.


Yo, joven entonces, pensaba en silencio que era demasiado. La juzgaba derrochona, incapaz de comprender por qué tanto gasto, por qué esa necesidad de dar más de lo necesario.


El tiempo pasó, y mi madre envejeció. Una tarde, ya muy anciana, descubrí su secreto. Al día siguiente de su cumpleaños, con lo que quedaba, abría las puertas de la casa a sus vecinos, a los allegados que poco tenían, a los que rara vez eran invitados a una fiesta. Allí, en esa segunda mesa tendida, brillaba la verdadera razón de su derroche: su generosidad.


Entendí entonces que no era exceso, sino abundancia compartida. Que no era gasto inútil, sino amor multiplicado en cada plato, en cada brindis, en cada sonrisa de los más humildes.


✨Hoy, que ella ya no está en este mundo, sigo festejando su día como lo hacía ella: con la certeza de que celebrar no es solo honrar la vida propia, sino también dar un lugar en la mesa a quienes más lo necesitan. Y mientras enciendo las velas, sé que su espíritu sonríe conmigo, porque la fiesta continúa.✨




martes, 2 de septiembre de 2025

LA ENVIDIA, UN ESPEJO QUE NOS DESPIERTA

 

La envidia es una emoción silenciosa pero intensa, que muchas veces se esconde bajo actitudes disfrazadas de crítica, indiferencia o incluso “bromas”. Aparece cuando vemos en otros algo que deseamos y no nos atrevemos a reconocer en nosotros mismos: un talento, una relación, una posesión, una oportunidad. 
 
🔍 Cómo darte cuenta rápido?
Te incomoda el éxito ajeno. En lugar de alegrarte genuinamente, sientes un malestar interno. Surge la comparación inmediata. Tu mente te dice “¿y yo qué?” o “yo lo haría mejor”. Te descubres restando valor. Minimizar logros de los demás para no sentirte “menos”. Aparece la obsesión. Piensas demasiado en la persona o situación, incluso sin querer. 
 
🌿 Qué hacer frente a la envidia 
 1. Reconócela sin juicio. Todos hemos sentido envidia alguna vez. Aceptarla ya es dar el primer paso. 
 2. Convierte la envidia en espejo. Pregúntate: “¿Qué me está mostrando esto que deseo para mí?” 
 3. Transforma el malestar en inspiración. En vez de quedarte en el resentimiento, úsalo como impulso para crecer y mejorar. 
 4. Practica la gratitud. Agradece lo que tienes ahora mismo. La gratitud apaga el fuego de la envidia. 
 5. Celebra a los demás. Cuando felicitas de corazón, tu energía se eleva y atraes más cosas buenas. --- 
 
✨ Pensamiento final: 
“La envidia no es un enemigo, es una señal. Nos muestra hacia dónde anhela crecer nuestra alma. El secreto está en escuchar el mensaje, no en quedarnos atrapados en la comparación.”

sábado, 30 de agosto de 2025

LA DESILUSIÓN DEL TELÓN

Mi abuela adoraba los radioteatros. Cada tarde, mientras el mate humeaba en la mesa, encendía la vieja radio y se sumergía en un mundo de voces. Yo me sentaba a su lado, fascinada, dejando que aquellas palabras invisibles pintaran castillos, pasiones y aventuras en mi imaginación.


Una vez, decidió llevarme al teatro para ver en persona a uno de aquellos actores que llenaban mis tardes de fantasía. ¡Qué emoción! Sentí que iba a conocer a un héroe de carne y hueso.


Pero cuando se levantó el telón, la magia se quebró. El escenario era más pobre que mis sueños, la voz no tenía el mismo misterio, y aquel actor, al que yo veneraba, me pareció común, cansado, demasiado humano.


Al final de la función, nos acercamos a saludarlo. Yo, con apenas diez años, le extendí la mano sin entusiasmo. No era el príncipe que había imaginado, ni el villano temible, ni el amante apasionado. Era solo un hombre sudoroso, con el maquillaje corrido y una sonrisa forzada.


Salimos a la calle, y mi abuela me miró divertida. Yo estaba enojada, profundamente decepcionada. Esa noche aprendí que la radio me había dado más que un entretenimiento: me había regalado el poder de crear mundos enteros con mi mente, mucho más grandes que cualquier escenario.

"A los diez años descubrí que el escenario podía engañar, pero la imaginación nunca.

La verdadera magia no estaba en los actores, sino en los mundos que yo sabía crear."